Por: Lic; Gisell Rubiera Vargas
Callar unos minutos, un segundo nos puede evitar consecuencias serias. No debemos dejar que nuestro ser irracional desplace al ser racional que podemos ser, al ser racional que somos.
Cuando la ira quiere tomar posesión de nuestra cordura, pensemos con inteligencia: "No soy un cuadrúpedo ni un reptil, ni un ave, soy un ser humano; me diferencio del resto de los animales por que tengo capacidad de discernimiento, inteligencia emocional".
No debemos permitir que la lengua se convierta en el acelerador de la ira. Pensemos antes de maldecir, antes de herir, antes de acusar gratuitamente, antes de decir a alguien que amamos algo de lo cual nos podamos arrepentir. Es mejor aguantar que recoger nuestros propios desastres.
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